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Média de Avaliação
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Descubremos este sitio por casualidad, paseando por Zaragoza y ¡qué gran sorpresa! Todo era muy bueno!!! Mención especial para las flores de invierno (alcachoques) eran súper tiernas y sabrosas, lo único que dejó para mi gusto era un jarabe que lo puso encima... ¡El pan de calamar también era exquisito! Pedimos varias entradas, un coco de piedra y un pastel de postre. También destacar la actitud del camarero que era grande y también sabía cómo aconsejar y acercarse!!! ¡Definitivamente repetiremos!